miércoles, 30 de junio de 2010

Fuego

La llegada del campeonato mundial de balonpié mantiene en una enajenación futbolera a más de uno. Año tras año, y no cada cuatro como los mundiales, miles de hectáreas son devoradas por el fuego. Se quema la tierra, nuestro terreno de juego (o debería decir de fuego?). Los campos de futbol son utilizados como medida equivalente a las extensiones arrasadas por el fuego. Juego y fuego se dan la mano en un baile de cifras tenebroso. Esperemos no tener que escuchar el pitido final y el campo de juego permanezca en perfectas condiciones. De nosotros depende el juego (fuego) limpio.

Greenpeace