domingo, 29 de agosto de 2010

Maria y yo

A principios del verano compré y leí este libro del cual tenía muy pocas referencias. Cuenta la historia de un viaje del dibujante Miguel Gallardo y su hija. Me encantó. El 16 de julio estrenaron el documental, con el mismo nombre y dirigido por Félix Fdez. de Castro, inspirado en este cómic.
A la vuelta de vacaciones y apurando los últimos días que me quedan de asueto pensaba ir al cine a verlo. Era de esperar, desconozco siquiera si se ha llegado a estrenar en Valencia, pero al mirar la cartelera descubro que está llena de bodrios made in hollywood y ni rastro de "Maria y yo". Una pena, habrá que esperar al DVD y, mientras tanto, disfrutar del libro.

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Veranear


Veranear.
1. intr. Pasar las vacaciones de verano en lugar distinto de aquel en que habitualmente se reside.

Corta, se queda corta la definición que la real academia de la lengua (si, ya sé que debería ser con mayúsculas pero paso de las realezas) nos ofrece de veranear.
Hace ya algunos años que paso los veranos en un pequeño pueblo de Teruel.
Aparecí por allí un mes de agosto de principios de los años 90 con mi amigo Toni (el de la Pili) y allí conocí a la que hoy es mi mujer. En breve nacerá nuestro segundo hijo y Andreu, el primero, con tres años y medio, ya sabe lo que es veranear allí desde que nació.
No se trata únicamente de pasar las vacaciones en un lugar distinto al que se reside, pasar las vacaciones en Cosa es algo más que vivir temporalmente en otro lugar. Se trata de un pueblo sin grandes recursos arquitectónicos ni paisajísticos. No es un pueblo bonito, no tiene río, ni piscina, ni tiendas ni nada digno de mención para cualquier visitante anónimo. Para los que pasamos nuestras vacaciones allí, tiene un encanto difícil de expresar y, la mayoría, regresamos año tras año.
El tiempo se vive de otra manera, los días pasan de otra forma. Salir a la calle o estar en casa es una invitación abierta a cualquier conversación o situación, a tomar una cerveza en la terraza de Ana (la de la carretera) y charrar un rato y, a veces, volver a casa con alguno de los manjares que prepara; a que Ramón (el de la Áurea) se presente en casa para pedirte alguna verdura con la que cocinar una de sus delicatessen o simplemente a sentarnos en el banco del callejón a hablar de lo que sea; a salir en bici y respirar, a caminar unos pasos y apoyarte en el muro de una huerta y conversar con el paisano que está regando o cogiendo borraja; a ver a los niños y niñas cómo pasan de la bicicleta al piercing de un año a otro; a juntarnos a cenar en la plaza compartiendo comida y risas; a ver pasar las horas con el Panadero en la plaza arreglando el mundo y volviendo a casa pasadas las 3 de la mañana; a preparar las fiestas con Chus, David, María y todos los demás, a escuchar y cantar las canciones del verano interpretadas por las orquestas, a relacionarte con diferentes generaciones, a ver el barrio de las catalanas lleno, a encontrarte año tras año a la misma gente sencilla y amable.
He de deciros que desde que llegué allí siempre me han tratado de una forma excelente. Hoy tengo amigos y amigas de Cosa, gente que aprecio de verdad.
Capítulo aparte merecen las fiestas y las noches, donde dicen que todos los gatos son pardos, pero yo creo que no es así. La mezcla de la altura sobre el nivel de mar con los licores de alta graduación ofrece resultados insólitos. Pero no me voy a alargar más en esto, hay gente más experta que yo para contarlo.
En definitiva, existen cientos de pequeños detalles que hacen de veranear en Cosa algo especial. Yo quiero y espero regresar año tras año y ver a mis hijos disfrutar de su pueblo. Hay quien preferirá una reserva natural de extranjeros en un hotel protegidos por una pulserita roja con derecho a tomar todo lo que quieran, yo prefiero una Ámbar en la plaza y una pulsera de chapas de bote de refresco. Solo tengo palabras de agradecimiento para toda la gente con la que paso los veranos (mención especial para Alicia, la de la Andresa y para los de la Pili). Es un placer veranear con todas y todos vosotros. Pero veranear de verdad, no como los de la rae…

Besicos.