sábado, 10 de mayo de 2025

Uno entre un millón

“Señora, su hijo es uno de los elegidos”. Recuerdo que esas fueron las primeras palabras que pronunció el doctor Lebrero. Y así llegó al mundo, tocado por la mano de los cuatro elementos de la naturaleza. Agua, tierra, fuego y aire modelaron una creación difícilmente visible... “Uno entre un millón”, decían… Desde entonces hasta hoy, que cumple 18 años, ha ido pasando por todos los ritos de transición que marca su estirpe. Uno de ellos, saltar en el pozo de los gitanos desde arriba de la cueva, fue mucho antes de lo previsto. También, y tal como manda la tradición, su placenta debía ser enterrada en algún lugar de las Tierras Altas del Palancia. Y allí permanece, alimentando esas tierras que nunca dejamos de pisar. Poco tardó en extender su influencia por tierras aragonesas. La fría comarca del Jiloca ha sido testigo de todos estos años. Allí fue donde Andreu, el de la Alicia la de la Tomasa, de los de la Andresa, pronunció su primera palabra; “tator” (sic). Hace poco reparé en la frase que aquel gasolinero del área de servicio de La Safor le dijo a su madre a través de la ventanilla el día después de su nacimiento, cuando regresábamos de Beniarbeig; “senyora, eixe xiquet és especial!”… Lo dijo mientras lo miraba con una emoción contenida, como un niño mira justo en el momento antes de ver a su rey Baltasar en la cabalgata de reyes. Hace poco también que entendí aquello. Y ese niño, al que nosotros nunca hemos dejado de mirar con emoción, es hoy mayor de edad y su linaje perdurará en el tiempo. A ojos del resto, ha sido tan solo un pestañeo. Para él, miles de vivencias y experiencias en los más de 6500 días que lleva entre nosotros. Nosotros, que haremos lo imposible para que sea feliz. Nosotros, que lo amamos con locura y nunca dejaremos de hacerlo. “Uno entre un millón”, dicen… #Andreu #18marzo #18años

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