lunes, 21 de marzo de 2011

Cosas de "papis". Cosas de hijos (I)

Hace poco tiempo dos de mis fieles "seguidoras" (he de decir que no tengo muchas/os más) me comentaron qué pasaba con mi blog que ya no escribía.
La verdad es que esto de tener un blog es algo parecido a parir un criatura, creas algo que permanece en el tiempo y debes cuidar y alimentar a base de entradas. Yo ya dije, al inicio de esta andadura bloggera, que no era muy constante y que soy algo anárquico, cualidades estas que espero no desarrollar durante mi vida como padre de unos hijos de carne y hueso nada virtuales.
Digo esto porque a mis seguidoras les dije que tenía pensado escribir algo precisamente relacionado con mi reciente segunda paternidad, y también sobre la primera, ya que no recuerdo ninguna entrada relacionada con mis hijos.
He de decir también que el blog nació mediante un nacimiento programado a través de la asignatura "Informática Aplicada" de la carrera de magisterio que estoy cursando y sus contenidos estaban, más o menos, establecidos. Pero eso ya pasó y ahora el blog es sólo mio y escribo en él lo que quiero.
Así que allá voy. Mi intención es la de escribir situaciones y vivencias personales relacionadas con mis hijos. De momento tengo una y espero que mi falta de constancia no se haga patente y pueda contar algunas más.
-Las estrellas-
Hace unos días, como otras tantas tardes, estaba trasteando con Andreu en la cocina. A él le gusta subirse a una silla, ponerse a la altura del banco y ayudarme a hacer cosas. Un día hacemos pan y se amasa uno pequeñito, otro día corta los restos y pieles de las verduras que estoy preparando, añade sal o aceite a las cosas, exprime naranjas o echa los ingredientes en la thermomix, etc. Lo pasa en grande (aunque he de deciros que el ruido de la thermomix no le gusta nada).
No recuerdo muy bien cómo comenzó la conversación pero me preguntó, como ya había hecho en otras ocasiones por su iaio Pepe. El caso es que en esta ocasión, no sé muy bien porqué, estaba especialmente interesado por saber dónde estaba. Andreu, por desgracia, no conoció a su iaio Pepe ya que murió unos años antes de que él naciera. Le dije, como lo había hecho antes, que su iaio Pepe estaba en una estrella, que se puso malito y murió y desde entonces estaba en una estrella. La primera vez me preguntó si tenía alas. Algo totalmente lógico en la maravillosa mente de un niño. Pensó, si está en una estrella, ha subido volando y si ha volado, evidentemente, tiene alas.
Como pude le expliqué que no hacían falta alas para subir a las estrellas cuando uno muere. En esa ocasión la cosa quedó ahí.
El otro día en la cocina, cuando volvió a interesarse por el asunto de la muerte, me pilló totalmente en fuera de juego. No supe qué decir y todavía se me iluminan los ojos al recordarlo. Volvió a insistir sobre el tema de estar en las estrellas. ¿y porqué se van allí?, ¿cómo suben? si los puedes ver, etc. Ya le había dicho en otras ocasiones que si mirabas las estrellas y cerrabas los ojos podías ver a la gente que quieres y que está allí. He de reconocer que no sé muy bien si mis explicaciones fueron acertadas o no o fueron un clásico entre las explicaciones a los hijos sobre la muerte, no lo sé. Creo que esto no te lo enseñan en ningún lado y actuas de la forma que crees más correcta.
El caso es que la última pregunta que Andreu hizo fue - y tu papi ¿te vas a ir a una estrella? A ver cómo os explico esto sin quede demasiado literario. Me dejó totalmente helado. Hoy, aún veo la cara de pena que puso cuando le dije que sí, que yo también iría a una estrella...- Pero papi, yo no quiero que tú te vayas a una estrella. Y, de verdad, casi se puso a llorar. Y yo también.
No supe qué hacer ni qué decir. Después lloré (un poco sólo, eh?), sin que me viera, pensando en la cantidad de amor incondicional que tus hijos pueden darte.
Como he comentado, la mente de un niño es maravillosa y también de una lógica aplastante. Nadie desea que se vaya a una estrella alguien que quieres.
Recordando esto, me vinieron a la memoria algunos pasajes de El Principito, de la relación de los niños con los adultos, de la incompresión de éstos y del viaje que emprende. Y pensé que sería bonito, al igual que hizo El Principito de planeta en planeta, poder viajar de estrella en estrella y visitar a la gente que ya no está con nosotros.
A Pepe y su estrella
A Mª José y Ana

sábado, 13 de noviembre de 2010

¿Qué tienes debajo del sombrero?

Hace pocos días, hablando con unos amigos y compañeros , apareció en la conversación este  documental con motivo de su emisión en La Noche Temática. 
El fabuloso universo de la red me ofreció, evidentemente, la oportunidad de tenerlo en mi PC y verlo en pocas horas.
El documental narra la vida de la artista Judiht Scott, una mujer sorda con Síndrome de Down que, después de varías décadas viviendo en una institución, se convierte en una escultora reconocida que logra despertar el interés de la crítica y exponer sus esculturas en grandes museos de diferentes ciudades. Judy desarrolla su trabajo en el Creative Growth Art Center de California, el centro al que acudió de la mano de su hermana gemela tras rescatarla de la institución.
Me parece muy interesante la propuesta de trabajo que ofrecen en el Creative Growth proponiendo las artes plásticas no como una herramienta terapéutica (que indudablemente pueden cumplir ese papel) sino con el ánimo de mostrar la capacidad creadora de las personas que allí trabajan integrando y normalizando sus creaciones como lo que son, arte. Arte outsider según le denominan en la peli. Para mí arte profundo, sincero, outsider también, arte en definitiva.
No dejéis de verlo si tenéis oportunidad, vale la pena.

martes, 19 de octubre de 2010

Octubre 1970 - Octubre 2010


Hoy he cumplido 40 años y no sé si debo o no darle demasiada importancia.
¿Son muchos? ¿Pocos? Son 40. Ni más, ni menos.
Si fuera un habitante del siglo XIX mi esperanza de vida sería de 40 años, por lo tanto, puedo decir que tengo suerte de haber nacido en el siglo XX.
Se calcula que el planeta Tierra tiene unos 4 billones de años. Si fuera la Tierra, prácticamente no habría nacido. Las tortugas gigantes de las Islas Galápagos viven unos 150 años. Si yo fuera una, estaría saliendo de la adolescencia!! Si fuera un pino Bristlecone aún sería un bebé, porque los pinos Bristlecone, que crecen al noroeste de los EE.UU, pueden llegar a vivir 5000 años. En fin, que todo esto de los años es algo relativo...
Tengo 40, nací un lunes 19 de octubre del año 1970. Ese año nacieron también Alex Crivillé, Maribel Verdú o mi admirada Uma Thurman. Por aquel entonces una barra de pan valía 6,5 pesetas y un periódico 4 pesetas. España tenía 33.752.415 de habitantes. Canciones como "Gwendolyne" de Julio Iglesias, "Un rayo de sol" de Los Diablos o "Puente sobre aguas turbulentas" de Simon and Garfunkel ocupaban las listas de éxitos. Fue el año tambien en el que The Beatles, uno de los más célebres grupos musicales de todos los tiempos, deciden separarse.
Y así, hemos llegado al 2010 y cuarenta años son ya algunos años.
Nunca sabes dónde te llevará la vida ni qué pasará mañana. Hasta ahora, creo que no han estado mal del todo. He tenido y tengo gente a mi alrededor que me quiere, he reído y rio con regularidad, me he divertido y me divierto habitualmente. He podido formar una familia. Tengo dos hijos preciosos Andreu y Joan y una mujer, Alicia, que me quiere un montón y me ha regalado un álbum de fotos con toda mi vida en imágenes. Me han pasado muchísimas cosas buenas y divertidas. Hoy, viendo esas fotos, he podido recordar y comprobar que, efectivamente, no han estado mal del todo y también comprobar que nuestras madres nos vestían con unas pintas increíbles que me encantan !!
Como podréis imaginar el de la foto soy yo, en el castillo de Montesa. Aún me acuerdo de la subida a ese castillo con el camino repleto de chumberas.
En ese álbum hay fotos del colegio, de los cumpleaños con botellas de Mirinda en la mesa, de la comunión, de mis abuelos, tios y primos, de los veranos en Carrica y en Cosa (en los que, por cierto, aún puedo aguantar hasta pasadas las 7.00 de la mañana de fiesta, eh?) y así hasta las fotos del recién llegado Joan.
Es curioso la capacidad que tienen las fotos antiguas de generar emociones. Es difícil de explicar, son imágenes que tienen una enorme carga simbólica para nuestro interior capaces, como ya digo, de remover en nuestra memoria histórica multiutd de sentimientos. Son capaces de acelerarte el pulso o iluminarte los ojos con solo mirarlas. Increible, un chulada de regalo que me ha encantado.
En fin, que hoy es mi cumple y que estoy contento de que así sea. Debo decir, como dijo la buena de la negra Mercedes Sosa, gracias a la vida, que me ha dado tanto... (ya sé que queda cursi, ya...).
Y gracias también a todas y todos con los que he podido compartir momentos durante todo este tiempo (cursi también, lo sé).
Ahora que he acabado de escribir creo que le he dado demasiada importancia a los 40. Veremos en los 80 qué pasa...
"Estoy haciendo 40 y eso lleva su tiempo" Harold LLoyd.
"Muchas personas no hacen los 80 porque intentan, durante demasiado tiempo, quedarse en los 40" Salvador Dalí.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Buenas noches

Este es un extracto del último montaje escénico del Taller d'Integració Mongran producido por Moments Art Dansa&Teatre.

domingo, 29 de agosto de 2010

Maria y yo

A principios del verano compré y leí este libro del cual tenía muy pocas referencias. Cuenta la historia de un viaje del dibujante Miguel Gallardo y su hija. Me encantó. El 16 de julio estrenaron el documental, con el mismo nombre y dirigido por Félix Fdez. de Castro, inspirado en este cómic.
A la vuelta de vacaciones y apurando los últimos días que me quedan de asueto pensaba ir al cine a verlo. Era de esperar, desconozco siquiera si se ha llegado a estrenar en Valencia, pero al mirar la cartelera descubro que está llena de bodrios made in hollywood y ni rastro de "Maria y yo". Una pena, habrá que esperar al DVD y, mientras tanto, disfrutar del libro.

Más info aquí

Veranear


Veranear.
1. intr. Pasar las vacaciones de verano en lugar distinto de aquel en que habitualmente se reside.

Corta, se queda corta la definición que la real academia de la lengua (si, ya sé que debería ser con mayúsculas pero paso de las realezas) nos ofrece de veranear.
Hace ya algunos años que paso los veranos en un pequeño pueblo de Teruel.
Aparecí por allí un mes de agosto de principios de los años 90 con mi amigo Toni (el de la Pili) y allí conocí a la que hoy es mi mujer. En breve nacerá nuestro segundo hijo y Andreu, el primero, con tres años y medio, ya sabe lo que es veranear allí desde que nació.
No se trata únicamente de pasar las vacaciones en un lugar distinto al que se reside, pasar las vacaciones en Cosa es algo más que vivir temporalmente en otro lugar. Se trata de un pueblo sin grandes recursos arquitectónicos ni paisajísticos. No es un pueblo bonito, no tiene río, ni piscina, ni tiendas ni nada digno de mención para cualquier visitante anónimo. Para los que pasamos nuestras vacaciones allí, tiene un encanto difícil de expresar y, la mayoría, regresamos año tras año.
El tiempo se vive de otra manera, los días pasan de otra forma. Salir a la calle o estar en casa es una invitación abierta a cualquier conversación o situación, a tomar una cerveza en la terraza de Ana (la de la carretera) y charrar un rato y, a veces, volver a casa con alguno de los manjares que prepara; a que Ramón (el de la Áurea) se presente en casa para pedirte alguna verdura con la que cocinar una de sus delicatessen o simplemente a sentarnos en el banco del callejón a hablar de lo que sea; a salir en bici y respirar, a caminar unos pasos y apoyarte en el muro de una huerta y conversar con el paisano que está regando o cogiendo borraja; a ver a los niños y niñas cómo pasan de la bicicleta al piercing de un año a otro; a juntarnos a cenar en la plaza compartiendo comida y risas; a ver pasar las horas con el Panadero en la plaza arreglando el mundo y volviendo a casa pasadas las 3 de la mañana; a preparar las fiestas con Chus, David, María y todos los demás, a escuchar y cantar las canciones del verano interpretadas por las orquestas, a relacionarte con diferentes generaciones, a ver el barrio de las catalanas lleno, a encontrarte año tras año a la misma gente sencilla y amable.
He de deciros que desde que llegué allí siempre me han tratado de una forma excelente. Hoy tengo amigos y amigas de Cosa, gente que aprecio de verdad.
Capítulo aparte merecen las fiestas y las noches, donde dicen que todos los gatos son pardos, pero yo creo que no es así. La mezcla de la altura sobre el nivel de mar con los licores de alta graduación ofrece resultados insólitos. Pero no me voy a alargar más en esto, hay gente más experta que yo para contarlo.
En definitiva, existen cientos de pequeños detalles que hacen de veranear en Cosa algo especial. Yo quiero y espero regresar año tras año y ver a mis hijos disfrutar de su pueblo. Hay quien preferirá una reserva natural de extranjeros en un hotel protegidos por una pulserita roja con derecho a tomar todo lo que quieran, yo prefiero una Ámbar en la plaza y una pulsera de chapas de bote de refresco. Solo tengo palabras de agradecimiento para toda la gente con la que paso los veranos (mención especial para Alicia, la de la Andresa y para los de la Pili). Es un placer veranear con todas y todos vosotros. Pero veranear de verdad, no como los de la rae…

Besicos.









jueves, 13 de mayo de 2010

III Mostra de Teatre Diferent

Por fin tengo las fotos de la III Mostra de Teatre Diferent però Igual 2010. Quisiera compartir con todas y todos vosotros la magia y la emoción que vivimos esos dos días en el teatro mientras estos actores y actrices llenaban el escenario con su arte, su buen hacer y sus ganas de transmitirnos tantas y tantas cosas... Gracias a todas y todos ellos por permitir que, un año más, no se baje el telón.


Fotografías: Eva Mañez. El uso de las mismas está autorizado por familiares y tutores.
Eva Mañez

Uno entre un millón

“Señora, su hijo es uno de los elegidos” . Recuerdo que esas fueron las primeras palabras que pronunció el doctor Lebrero. Y así llegó al mu...